Coronación de la Santísima Virgen María
Aunque la Fiesta oficial de la Coronación de la Santísima Virgen es el 22 de agosto, en Latinoamérica tenemos la tradición de coronarla el último día del mes de mayo, por ser no sólo el mes de la madre sino también el Mes de María.
El primero en colocarle este título de Reina fue Efrén de Siria, santo, escritor y doctor de la Iglesia que vivió en el siglo IV. En los siglos posteriores, la devoción popular afianzó esta noción de la Virgen María como reina, constituyéndose en rito de coronación canónica en el siglo XVI y oficializándose como solemnidad entre finales del siglo XIX y mediados del siglo XX.
El sentido de su Coronación viene expresado en primer lugar por su maternidad divina, ella es madre de Jesús Hijo de Dios, soberano de toda la creación y Rey Universal, en consecuencia, María por participación es Reina y Madre de todo lo creado. En segundo lugar, ha recibido los títulos de Madre y Reina de la Iglesia, porque así lo ha dejado en evidencia el Evangelio que escuchamos donde Jesús entrega a su madre, para su cuidado, al discípulo amado al mismo que entrega al discípulo a su madre con estas palabras: “Hijo he aquí a tu madre, Madre e aquí a tu hijo” (Jn 19, 25-27).
Esta escena evangélica ha sido interpretada durante siglos como en el momento crucial en el que Jesús confió el cuidado de su Madre a la Iglesia y el cuidado de la Iglesia a su Madre, ya que el discípulo amado es un personaje sin nombre que representa a cada creyente que acepta de Jesús y se siente amado por Él, por ende, este discípulo es el símbolo de la Iglesia Universal.
Esta tarea del cuidado de su Iglesia, nuestra Madre ha sabido llevarla a cabo con esmero y dedicación, desde una actitud de protección e intercesión como lo había hecho espléndidamente en las Bodas de Caná. Ocupando así un rol decisivo en la Historia de la salvación.
Esta compañía de la Iglesia, la inició María en Pentecostés donde la encontramos al lado de los discípulos unidos en oración, cuya venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles ha sido interpretada por los expertos como el nacimiento de la Iglesia.
Del mismo modo que María hizo acto de presencia en este lugar, durante siglos se ha hecho presente en la Iglesia a través de sus apariciones; en ellas, y lejos de ocupar el puesto de su Hijo, su único objetivo ha sido manifestar la bondad de Dios para con la humanidad, recordar con insistencia el camino de la salvación y hacer a todos un llamado a la conversión.
De acuerdo con mis investigaciones, las apariciones públicas y privadas de la Santísima Virgen María han sido miles, sin embargo, la Iglesia Católica solo ha reconocido oficialmente 14, siendo las más relevantes: Nuestra Señora de Guadalupe en México el año 1531, Nuestra Señora de Coromoto en Venezuela entre 1651-1652, Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa en Francia en 1830, Nuestra Señora de Lourdes el 11 de febrero de 1858, Nuestra Señora de Fátima en Portugal en 1917.
Ahora bien, sabemos con certeza que María no sólo se ha hecho presente a través de estos acontecimientos extraordinarios, puesto que nosotros en algún momento de nuestra vida hemos sentido su presencia amorosa. Humildemente soy un testimonio de ello, ya que que mi vocación nació en el contexto del rezo del Santo Rosario que junto a mi abuelo paterno hacía cada tarde en mi casa a través de trasmisión realizada por la Radio Coromotona 105.1 FM de Guanare; al igual que mucho de ustedes, he sentido cómo María me ha sostenido en los momentos de prueba y cada vez que rezo el Rosario sólo o en familia siento como su paz y su amor se derrama copiosamente.
A lo largo de historia, la Santísima Virgen María ha demostrado ser una verdadera intercesora que sale en auxilio de aquellos que lo necesitan aun cuando éstos no lo hayan solicitado; por lo que ha recibido en justicia el nombre de Auxiliadora de los Cristianos, Fiesta que celebramos solemnemente la semana pasada en nuestra parroquia.
Por eso hoy, en la celebración de su Coronación, ella merece nuestro homenaje, nuestro cariño y devoción. Ciertamente, no es más que Jesús porque fue únicamente humana no diosa, pero bien sabemos que está al lado de su Hijo y quien más que ella para interceder por nosotros.
Desde esta intercesión, la santísima Virgen María ejerce su realeza, así lo expresó en 2012, el venerable Papa Benedicto XVI cuando al explicar el modo en cómo la Virgen María ejerce su realeza, dijo: «Velando sobre nosotros, sus hijos: los hijos que se dirigen a Ella en la oración, para agradecerle o para pedir su protección maternal y su ayuda celestial tal vez después de haber perdido el camino, oprimidos por el dolor o la angustia por las tristes y complicadas vicisitudes de la vida».
Concluyo esta reflexión haciendo conciencia que, en Barinas, María Santísima ha mostrado su soberanía a través de la especial protección y auxilio de estas tierras llanera. Una muestra de ello, es la devoción que los fieles de esta diócesis, por ejemplo, la mayoría de los templos de la Ciudad están dedicados a alguna de sus advocaciones: Catedral Nuestra Señora del Pilar, Parroquia Nuestra Señora del Carmen, Parroquia Nuestra Señora de la Esperanza, Parroquia Nuestra Señora del Rosario, Parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, Parroquia La Inmaculada, sin contar con las otras parroquias foráneas y capillas que están dedicadas a la Madre del Señor.
Hermanos y Hermanas, sintámonos dichosos porque el Señor ha querido entregarnos a su Madre al mismo que nos ha entregado a ella. De la misma manera que ella no ha mostrado resistencia, tampoco nosotros nos resistamos ante tanto amor. Seguramente, no seamos merecedores de tan grande gracia, sin embargo, no tengamos miedo en decirle: ¡María no se te merezco, pero te necesito!
¡Que viva Nuestra Madre!
Dios te salve María….
Fr. Juan MARTÍNEZ OFM Conv.
- Share :
