4. María como Madre de la Iglesia:
“Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu madre.” (Juan 19, 26-27)
Segun algunos biblistas, ellos interpretan este pasaje biblico como el momento en que María es dada como madre a toda la Iglesia.
«È la sua funzione di madre che conta. Come nuova Eva, come Figlia di Sion escatologica, la madre di Gesù al Calvario diventa figura della Chiesa nasce che dal Calvario, quindi diventa anche la madre di tutti i credenti. In maniera analoga “il discepolo che Gesù amava” rimane ance egli anonimo, perché come la madre di Gesù, una persona rappresentativa. […] Nella sua persona tutti i credenti erano presenti alla croce e diventano figli della Chiesa, figli di Maria e allo stesso tempo fratelli di Gesù».[1]
(«Es su papel como madre lo que cuenta. Como nueva Eva, como Hija escatológica de Sión, la Madre de Jesús en el Calvario se convierte en figura de la Iglesia que nace del Calvario y, por tanto, se convierte también en madre de todos los creyentes. Del mismo modo, “el discípulo a quien Jesús amaba” también permanece anónimo, porque, como la madre de Jesús, es una persona representativa. […] En su persona todos los creyentes estuvieron presentes en la cruz y se convirtieron en hijos de la Iglesia, hijos de María y al mismo tiempo hermanos de Jesús.»)
Dice san Juan Pablo II: «María, ya desde la Anunciación, está llamada a dar su consentimiento a la venida del reino mesiánico, que se cumplirá con la formación de la Iglesia.
María en Caná, al solicitar a su Hijo el ejercicio del poder mesiánico, da una contribución fundamental al arraigo de la fe en la primera comunidad de los discípulos y coopera a la instauración del reino de Dios, que tiene su «germen» e «inicio» en la Iglesia (cf. Lumen gentium, 5).
En el Calvario María, uniéndose al sacrificio de su Hijo, ofrece a la obra de la salvación su contribución materna, que asume la forma de un parto doloroso, el parto de la nueva humanidad.
Al dirigirse a María con las palabras «Mujer, ahí tienes a tu hijo», el Crucificado proclama su maternidad no sólo con respecto al apóstol Juan, sino también con respecto a todo discípulo. El mismo Evangelista, afirmando que Jesús debía morir «para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos» (Jn 11, 52), indica en el nacimiento de la Iglesia el fruto del sacrificio redentor, al que María está maternalmente asociada». (AUDIENCIA GENERAL, Miércoles 17 de septiembre de 1997)
Este título de Madre de la Iglesia, reafirmado por el Papa Pablo VI en el Concilio Vaticano II y en la Solemnidad de Pentecostés de 1964, tiene raíces bíblicas como hemos visto pero tambien tiene su gran importancia en la patrísticas, veamos algunos padres de la Iglesia que nos iluminan con su pensamiento nuestro tema.
[1] A. Poppi, Le parole di Gesù in croce: Nuova edizione interamente riveduta e aggiornata, edigita 2025 2025, 179