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Reflexión de la Fiesta de la Sagrada Familia

Tras celebrar el Misterio del Nacimiento del Salvador que nos invita a centrar nuestra mirada en el Niño Dios nacido en Belén, la Iglesia como Madre y Maestra, nos propone en este día ampliar esa mirada contemplativa a hacia los otros dos protagonistas de este bello misterio, es decir, hacia José y María. Hacia esta Humilde familia de Nazaret que se constituye en modelo para todas las familias cristianas, especialmente, en estos tiempos que nos está tocando vivir, donde la sociedad en general, experimenta una alarmante crisis familiar, que se evidencia en situaciones no positivas como la infidelidad, la desunión o las crisis de valores.

En el ámbito de la salud mental, partimos de la premisa según la cual los  humanos, somos seres biopsicosociales, esto significa que nuestra vida esta influenciada por la herencia genética, por la psique o modo de concebir al mundo y, por lo social, respecto a éste último factor se tiene que muchas de los pensamientos y conductas que nos caracterizan son producto de la influencia social que ejerce en nosotros la familia, de ella aprendemos cosas positivas y no positivas, esto es lo que se conoce como aprendizaje vicario que determina el modo en cómo nos relacionamos con los demás.

De allí que la Iglesia, sin menospreciar las familias actuales, nos presente como modelo de vida cristiana a la Familia de Jesús, José y María, para que al contemplarlos podamos aprender de ellos, las virtudes de la humildad, el silencio, el respeto, la paciencia y sobre todo, la fe, la esperanza y la caridad.

Nos dice el Papa san Pablo VI, que Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, donde se inicia el conocimiento de su Evangelio.  Aquí se nos revela el método que nos hará descubrir quién es Cristo. Aquí comprendemos la importancia que tiene el ambiente que rodeó su vida durante su estancia entre nosotros, y lo necesario que es el conocimiento de los lugares, los tiempos, las costumbres, el lenguaje, las prácticas religiosas, en una palabra, de todo aquello de lo que Jesús se sirvió para revelarse al mundo. Aquí, en esta escuela, comprendemos la necesidad de una disciplina espiritual si queremos seguir las enseñanzas del Evangelio y ser discípulos de Cristo.

Como toda escuela, en la de Nazaret, continúa diciendo el Papa, se denotan algunas lecciones de vida que conviene traerlas a colación y hacer el mayor esfuerzo de ponerlas en práctica:

  • Su primera lección es el silencio. Cómo desearíamos que se renovara y fortaleciera en nosotros el amor al silencio, este admirable e indispensable hábito del espíritu, tan necesario para nosotros, que estamos aturdidos por tanto ruido, tanto tumulto, tantas voces de nuestra ruidosa y en extremo agitada vida moderna en la que al parecer el silencio representa una especie de amenaza por el hecho que éste nos conduce a una instrospección ofreciéndonos la oportunidad de enfrentar nuestros miedos, de reconocer nuestros demonios, en consecuencia, de autoevaluarnos de cara a Dios y al prójimo. Así el silencio de Nazaret, nos enséña la necesidad de llevar a la praxis el ejercicio del recogimiento y de la interioridad, para estar dispuestos a escuchar las buenas inspiraciones así como la doctrina de los verdaderos maestros (siendo el primero de ellos el Espíritu Santo propagador de la sabiduría eterna).
  • Se nos ofrece además una lección de vida familiar. Nazaret nos enseña el significado de la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera belleza, su carácter sagrado e inviolable, lo dulce e irreemplazable que es su pedagogía y lo fundamental e incomparable que es su función en el plano social, sobre todo, nos enseña la importancia de un hogar constituido por los altos y nobles valores como la misericordia, la bondad, la fraternidad, el respeto, la escucha mutua y la obediencia a Dios.
  • Finalmente, aquí aprendemos también la lección del trabajo. Nazaret o casa del hijo del artesano, nos ayuda a comprender la austera pero redentora ley del trabajo humano así como a exaltarlo debidamente, a reestablecer la conciencia de su dignidad, de manera que sea para todos patente; nos hace recordar que el trabajo no puede ser un fin en sí mismo, que su dignidad y la libertad para ejercerlo no provienen tan sólo de sus motivos económicos, sino también de aquellos otros valores que lo encauzan hacia un fin más noble: el servicio a los demás hacia la construcción de una mundo en el que todos tienen derecho a un hogar lo suficientemente apto para vivir con dignidad y desde la sana convivencia fraterna.

Aprendamos pues de esta familia, lo bello de la vida, la obediencia al proyecto de Dios, pero sobre todo el amor que hemos recibido de Él porque somos sus hijos, tal  como lo expresa el apóstol en su carta: «¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él» (1 Jn 3, 1-2). En ello tiene mucha razón san Juan ya que la única manera de vivir según el ejemplo de la Familia de Nazaret es el reconocimiento de Dios como Padre salvador, Sumo y eterno Bien, admirable y Altísimo Señor.

Dios bendiga a nuestras familias!

Concluyamos esta reflexión suplicando la intercesión de la Familia de Nazaret:

Jesús, María y José
en ustedes contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a ustedes, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret,
haz tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José,
escuchen, reciban nuestra súplica.
Amén. (Papa Francisco, Amoris Laetitia, 325)

Fr. Juan Martínez OFM Conv.

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Heberth Colmenares

Bendiciones, espejo para conocer el camino emprendido al confirmar una familia es la familia de Nazaret. Gracias poe describir esos otros miembros de la familia que son los padres y a quienes se encomienda labores como criar pero bajo la palabra y en los preceptos de nuestra iglesia. Feliz año nuevo 2023.

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