Reflexión de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios
En este día, nuestra madre Iglesia, inicia el año civil celebrando el dogma de la Maternidad divina de María.
Para hablar de este dogma Mariano que la Iglesia nos invita a contemplar y reflexionar, conviene recordar el significado de la palabra “Dogma”. Un dogma es una verdad de fe infalible proclamada por un ente eclesiástico que representa la totalidad de los creyentes, bien sea un Concilio Universal o un Papa, siendo un Concilio Universal la asamblea de todos los Obispos del mundo, que junto al Papa se reúnen para discutir temas relacionados con la fe, la moral y las buenas costumbres.
Una vez que la Iglesia proclama un dogma, su contenido no puede ser modificado y por tratarse de una verdad de Fe Universal, todos los que somos católicos estamos llamados a creer y profesar esta verdad. Es importante, destacar que por ser un asunto tan crucial para los creyentes, los dogmas no son verdades que se les ocurrió de repente a los Obispos o al Papa, sino que son fruto de una amplia reflexión teológica madurada a lo largo de varios siglos y creída por los fieles mucho antes de ser anunciada como verdad de fe Universal, un ejemplo de ello es el dogma de la Inmaculada Concepción de María que celebramos el 08 de diciembre, cuya verdad de fe fue anunciada y defendida por primera vez por un santo franciscano llamado Juan Duns Scoto en la edad media, más o menos hacia el año 1280 d. C.; desde que Duns Scoto defendió esta verdad de fe los fieles comenzaron a celebrar este misterio mariano, pero no fue sino hasta el año 1870 cuando la Iglesia proclamó este verdad como dogma universal, es decir, tuvieron que pasar 800 años de reflexión teológica para que la Iglesia Católica lo proclamara como verdad de fe Universal.
De lo anterior se desprende que los dogmas son los contenidos de la doctrina de fe que nosotros profesamos como católicos, por ejemplo, el Credo que nosotros rezamos todos los domingos contiene diversas verdades de fe una de ellas es la de Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre. A este punto, les invito a que cuando ustedes tengan dudas sobre su fe, recurran al Catecismo de la Iglesia Católica donde están contenidas todas las verdades de fe que nosotros profesamos. Mucha gente abandona la fe católica o se hacen ateos porque no conocen su fe. Particularmente, estoy completamente de acuerdo con el P. Luís TORO cuando afirma CATÓLICO IGNORANTE, FUTURO PROTESTANTE.
Como he dicho al principio de esta reflexión, hoy estamos celebrando el dogma de la Santísima Virgen María Madre de Dios, que es el primero de los cuatro dogmas marianos existentes en la Iglesia, a saber.
- El dogma de la Maternidad Divina, definido solemnemente por el Concilio de Éfeso en el año 431 d. C.
- La Virginidad perpetua de María, proclamado por el concilio de Constantinopla II en el 553 d. C.
- La Inmaculada Concepción, declarado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854 a través de un documento oficial llamado Ineffabilis Deus.
- Finalmente, la Asunción de María a los Cielos, proclamado el 1 de noviembre de 1950 por el Papa Pío XII a través de la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus.
Cada uno de estos dogmas tiene su fundamento bíblico, por ejemplo, en el dogma que celebramos uno de los fundamentos es la lecturas que acabamos de leer tomada de la Carta del Apóstol san Pablo a los Gálatas 4, 4 -7 donde apóstol hace la siguiente afirmación: «Cuando se cumplió el tiempo, envío Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley», esta mujer es la santísima Virgen María; el evangelio de san Lucas 2, 16 – 21 donde se nos narra el encuentro de los pastores con el niño Jesús que estaba acostado en un pesebre junto a sus padres María y José. Antes de contar esta historia, en el primer capítulo de su evangelio san Lucas nos narra cómo fue que María se convirtió en Madre del salvador, esto sucedió, como escuchamos la semana pasada en la Novena de aguinaldo a través del poder del Espíritu Santo tal como lo había anunciado el Ángel Gabriel.
De esta manera, cuando la Iglesia proclama el dogma de la santísima Virgen María como Madre Dios, no está inventando nada, simplemente está usando un silogismo filosófico a través de la premisa según la cual si María es la Madre de Jesús y este Jesús es Dios, entonces María es Madre de Dios, así de simple. Evidentemente, yo les estoy colocando esta explicación para que todos podamos entender de que se trata el dogma no obstante sobre el mismo existe un amplio material teológico, libros completos que explican detalladamente esta verdad.
¿Qué implicaciones prácticas tiene para este dogma Mariano?, a mi modo de ver la respuesta la tenemos en el capítulo 19 del evangelio de san Juan, donde Jesús antes de morir en la cruz entrega su madre al discípulo a su vez entrega al discípulo a su madre con estas palabras: Madre he aquí a tu hijo, hijo he aquí a tu madre. Señalan los expertos en Biblia que esta escena tan emotiva, san Juan representaba a toda la Iglesia Universal ya que fue el único apóstol presente en ese momento, los demás habían huido por miedo.
Esta es la razón de que la Iglesia enseñe el hecho que cuando Jesús entrega su madre a san Juan, lo que está haciendo en el fondo es entregándola a la Iglesia y cuando entrega al discípulo a María le está confiando la protección de la Iglesia a María. Con este acontecimiento María se convierte también en Madre de todos los creyentes.
De allí que, al celebrar hoy la Maternidad Divina de María, la implicación práctica que esto trae consigo es que ella no es sólo madre de Dios sino también madre nuestra, por estamos llamados a rendirle nuestro más profundo homenaje de respeto y veneración. Con la devoción a la santísima Virgen María, la Iglesia no pretende en absoluto sustituir a Cristo, como lo afirman erróneamente los evangélicos u otros enemigos de la Iglesia, sino todo lo contrario llevarnos hasta Él porque como toda madre, María está cerca de su Hijo y al estar tan cerca de Él, ella puede interceder más efectivamente por nosotros como lo hizo por los esposos judíos en la Bodas de Caná cómo nos cuenta san Juan en el capítulo 2 de su evangelio, en esta boda María ve a los esposos en aprieto e intercede por ellos logrando que su Hijo Jesucristo convirtiera el agua en el mejor vino, ella logra este milagro con unas sencillas palabras: Hagan lo que Él les diga.
Como síntesis, de todo lo que hemos reflexionado nos queda que, al inicio de este año 2023, los creyentes no sólo tenemos la seguridad de ser acompañados por Dios nuestro Padre y por su Hijo Jesucristo en el Espíritu Santo, sino también por nuestra madrecita del cielo, la Virgen María, siempre dispuesta a escucharnos con el amor fiel e incondicional que caracterizan a las Madres. Ojalá ustedes y yo podamos convencernos de esta gran verdad de fe y al igual que los grandes santos, entre ellos san Juan Pablo II, digamos jaculatorias como éstas:
Totus tuus ego sum oh Mariae (todo tuyo soy oh María), intercede por mí Madre Santa, llévame hasta tu Hijo y no permitas que nada ni nadie me aparte del amor de Dios.
Para terminar, les invito a repetir conmigo esta pequeña oración:
Santísima Virgen Madre de Dios y madre nuestra, que tu maternal bendición esté sobre nosotros, en el día, en la noche, en el trabajo, en el descanso, en la salud y en la enfermedad, en la vida y en la muerte, en el tiempo y en la eternidad. Santísima Virgen María, Madre abogada nuestra, no permitas que te ofendamos durante este día, para ello danos tu santa bendición que nosotros la recibimos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fr. Juan Martínez OFM Conv.
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